Paisajes y miradas

Esta mañana de domingo miro hacia el exterior y me pregunto con qué tipo de paisajes se estará despertando el resto de personas. Habrá quien desde el dormitorio contemple un entorno natural como éste. Otros, al asomarse, se encontrarán con el bullicio de una avenida principal. Algunos, como mucho, verán un resquicio del cielo a través de alguna de las ventanas de su piso interior. Esta es sólo una de las diferencias entre tú y yo: el lugar en el que nos encontramos en este momento y lo que podemos observar si levantamos la vista de esta pantalla y miramos a nuestro alrededor. Habrá quién al ver esta foto nevada haya deseado estar en un lugar así y también quién haya pensado todo lo contrario. Y es que también nos distinguimos por nuestros deseos, nuestros anhelos, nuestros sueños y nuestras aspiraciones. Muchos asociarán el invierno a una época del año fría, triste y oscura. Para otros, sin embargo, es su estación favorita y darán múltiples argumentos para defenderlo: la contemplación de la belleza de los paisajes nevados, la degustación de la gastronomía invernal, la oportunidad de socializar en ambientes cálidos (o el disfrute en solitario de la calidez del hogar), las divertidas jornadas esquiando, las celebraciones navideñas, la agradable ausencia del calor sofocante... Todo depende del prisma desde el que observemos cada situación. Definitivamente nada es totalmente negro o blanco. Aunque haya días en los que lo podamos ver así. La lluvia, aunque en muchas ocasiones, sea sentida como desagradable, trae consigo la limpieza del aire, el crecimiento y vitalidad de la vegetación, el riego de los cultivos, la recarga de las reservas de agua y el mantenimiento de las pasturas para el ganado. Con esto quiero decir que, si hoy es uno de esos días en los que te cuesta ver el lado positivo de las cosas, seas benévol@ contigo. Habla con alguien para que te dé otra perspectiva de eso que te atormenta. No revises las redes sociales de los demás. Generalmente hará que te compares y esto afectará negativamente a tu estado emocional. Sal a dar un paseo, conecta con el presente y centrate sólo en lo que está sucediendo a tu alrededor. Piensa en que la felicidad absoluta no existe y que todos hemos vivido o estamos viviendo nuestro propio invierno.

Cuídate todo lo que puedas y haz que hoy al menos sea el día más llevadero posible.

Mañana será otro día.